viernes, 24 de febrero de 2012

Fiestas Demoscópicas 2012


Un año más, Mondosonoro nos ha ofrecido la oportunidad de ver en directo a los que, en su opinión, son los dos grupos noveles más interesantes del panorama cántabro actual: Somepeople y Sierra Nevada. Junto a ellos, apadrinándolos, una autoridad de la música cántabra, Hendrik Röver, líder de los Deltonos, que esta vez nos iba a ofrecer su otra cara, la más country, la más americana, la (aún) más llena de whisky y desamor.



La noche empezó con una sorpresa. Sabía de antemano que, este año, las Fiestas Demoscópicas estaban patrocinadas por una colonia de Paco Rabal (grande, Roberto!), pero no pude evitar la sorpresa al entrar en el BlackBird y ser obligado a probar dicha colonia. Y ya no os digo nada cuando, después de pasar el control oloro de la entrada, me doy de morros con que, además de los típicos paneles de publicidad, habían puesto un PhotoCall, sí de esos en los que Carmen Lomana and friends se hacen fotos bizarras. Lo más triste es que seguro que alguno lo utilizó.

Dejando a parte los temas estéticos, la noche empezó muy bien. Algo más tarde de las nueve de la noche subieron al escenario 
Somepeople. El enano tenía muchas ganas de verlos, porque había escuchado muy buenas opiniones de ellos, sobre todo a partir de que ganaran la final de Pop/Rock de Juvecant, pero aún no lo había podido comprobar en persona.




Y, efectivamente, el enano se llevó una gratísima sorpresa. Somepleople es un trío, pero suenan como si fueran 10 o 12. Plantean el partido de una forma muy sencilla: una base rítmica firme como una apisonadora, y una guitarra que se dedica a lanzar calambres sonoros. Podrían ser los hermanos pequeños de Franz Ferdinand, también muy bailongos, a ratos con más mala leche, e, inlcuso, con algún ramalazo powepopero, de vez en cuando. Así no hay quien no baile. El enano les seguirá la pista atentamente.



Tras Somepeople era el turno de Sierra NevadaNo sé muy bien como contaros lo de estos chavales. Si juntas un grandísimo guitarrista, un batería sólido como una roca, y un bajista sólido y que, además, hace unos coros absurdos acojonantes, tienes la base de un grupazo. Pero si a esa base le añades un cantante muy personal que transpira sinceridad, eso ya es otra cosa. Realmente no sé muy bien cómo definirlo, pero es otra cosa. Esa cosa es Sierra Nevada.





Un rock que destila a partes iguales ternura y mala ostia, una mezcla de sonidos en la que ninguno quiere destacar, y que, precisamente por eso, consiguen sonar compactos como una roca. El del sábado no fue, seguramente, el mejor concierto, técnicamente hablando, de los 3 que han dado hasta ahora, pero en cambio sí fue el más visceral, el más intenso y el más sincero.





Y, no quiero olvidarme, mención especial a las versiones de Damien Jurado (Go first, final explosivo incluido) y Décima Víctima (Tan lejos. ¿Quién dijo que una ochentada no puede hacerse sonar bonita? )





En conclusión, como al enano lo que le gusta de la música es que le ponga los pelos de punta, tengo que decir que, poniendo los pelos como escarpias, estos chavales son la ostia.


Por último, después de la descarga de Sierra Nevada, le tocaba a Hendrik Röver. Sí, efectivamente, la elección del orden debió hacerla alguien al que se le fue la mano oliendo la colonia que ofrecían en la entrada.


El caso es que, después de dos grupos de los mover el cucu, aparecieron en el escenario Hendrik y su guitarra. Y si os decía antes que los Somepeople tienen mucho mérito por sonar tan bien siendo sólo 3, lo de Hendrik es como para enseñarlo en los conservatorios. Podría resumir todo lo que hizo contando que, al principio de su concierto se encontró al público, en grupitos, gritando como verduleras. A eso de la 4ª o 5ª canción sólo seguían hablando 3 iluminados, al resto los calló. 





No es un tío dicharachero, ni, a simple vista, especialmente carismático. Pero tampoco le hace falta. Con cuatro acordes te desarma, y, con esa voz de amigo contándote algo importante, te va llevando al huerto. Hasta que ya es demasiado tarde, y estás meneando la cabeza y la puntera a su ritmo. No te resistas, ya te ha infectado. El virus se llama rocanrol.






Texto: enanoMirón    
Fotos: Laura Leaves








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