sábado, 5 de diciembre de 2009

CuVa 2009

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Un sábado a las 11:30 de la mañana no es hora de empezar un festival, pensaba de camino al Palacio de Festivales. Y en realidad no es muy habitual empezar un festival de música a esas horas. Pero al entrar en el Palacio entendí todo, al ver, nada más cruzar la puerta, un torbellino de niños enredando con mesas de mezclas, mezcladores de vídeo y todo tipo de cacharros propios de un Dj profesional. ¡Qué pasada! Estaban los niños encantados, como si llevaran toda la vida pinchando música en festivales. Y a su lado, enseñandoles a utilizar todos esos cacharros, Bruno (Dj Sponge) y Villa (Villarino Vj), dos monstruos que han sobrevivido (creo) a 3 días complementando su labor de monitores de los talleres de las mañana con las pinchadas de las tardes y las noches. Felicidades a ambos, porque han hecho un grandísimo trabajo.

Y es que, si ha habido un gran éxito en esta edición del CuVa, creo que ha sido, precisamente, el CuVa Kids, la inciativa destinada a los más pequeños, formada por los Talleres de Dj y Vj, los conciertos acústicos de Brendan Coskerry, Lazy y Luis Auserón. (Mención especial a Lazy y su concierto acústico, perfectamente enfocado a los niños, a los que explicaron conceptos fundamentales dentro de la música como son la intensidad, la cohesión entre los músicos, o los diferentes instrumentos que suelen tocar. Todo el público participó en el concierto, padres e "intrusos" incluidos).



En lo que respecta a la tarde, tengo que reconocer que me ha quedado una espinita clavada, y es que no he asistido a ninguna de las 2 mesas redondas organizadas, a pesar de que ambas tenían muy buena pinta (como no puede ser de otra forma, teniendo en cuenta los "tertulianos": Suso Saiz (músico y productor), Paco Trinidad (productor), Luis Auserón (músico, pintor, compositor...), Hendrik Roever (Los Deltonos), Chema Rey (Radio 3), David Jiménez (Heart of Gold), Ramiro Molinero (Ebrovisión) y Ernesto Castañeda (Mondo Sonoro)). Pero con tantas horas diarias de festival, algo tenía que dejarme para poder desconectar un rato. Una pena, porque todos los asistentes a las mesas redondas han coincidido en que han resultado muy interesantes. Me lo apunto, para próximos años.



En cuanto a los conciertos en sí, la verdad es que no me apetece demasiado entrar en debates de si éste grupo es muy bueno, y éste no debería haber tocado, y tonterías de éstas. Haré caso a un amigo, y sólo explicaré lo que para mí ha sido el CuVa 2009, dejando de lado lo que no me ha gustado demasiado, para recalcar lo que me ha sorprendido gratamente.



Para empezar, tengo que reconocer que no tenía demasiado estudiados a los grupos que formaban el cartel. Conocía a la gran mayoría, había escuchado alguna cosa de casi todos, pero muchos no los tengo entre los habituales de mi Ipod. Y ésto hizo que me plantease el festival no como un "examen" de los grupos que actuaban, si no como la mañana del día de Reyes, cuando te levantas corriendo y te acercas al árbol a abrir tus regalos. Sabes que algunos te gustarán y otros no tanto, así que lo que acabas haciendo es abrirlos todos, y jugar con los que te molan.



Empecé el sábado abriendo a Hola a Todo el Mundo, buen comienzo a pesar de algunos problemillas técnicos, y seguí con Brendan Coskerry, un canadiense refugiado en La Rioja, que ha quedado definitivamente marcado con el carácter español. Concierto muy divertido, la cosa iba cogiendo buena forma. La Bien Querida fue como el jersey de lana que te regala tu tía Paqui, el típico que acabas cambiando por un balón de fútbol, así que lo descambié por un rato en la cafetería compartiendo una cervecita con los amigos por allí pululantes. Lazy fue el regalo sorpresa de la noche. Ya los conocía de sobra, los he visto en numerosas ocasiones, y, precisamente por eso, creo que puedo decir que están entrando en el top de grupos cántabros por derecho propio. Concierto de mucho nivel, presentando un disco (Reservoir) de mucho nivel. Muy grandes. Y, como regalo principal del primer día, cerraban la noche The Sunday Drivers. Por seguir con las comparaciones, serían como los juguetes de los chinos, que te pasas un rato divertido montandolos, y cuando terminas de hacerlo te das cuenta que es un coñazo jugar con ellos. Algo así me sucedió con los Sunday Drivers, gran sonido, mucho nivel musical, pero a la octava canción se me escapó un bostezo. Mala elección de set list, quizá...



El domingo empezó con dos regalos, Norton y Glez., que no supe muy bien si me gustaron o no. En cuanto tome una decisión os la comento, prometido. A continuación, abrí un señor regalazo, Luis Auserón, que fue como los Lego. Ya les tienes muy vistos, son juguetes sencillos, y aún así, te ponen los pelos de punta. Nos regaló un concierto muy serio, revoloteando por su último disco y desgranando las versiones grabadas en éste. Una gozada. Da igual que sean versiones conocidas (gran riesgo), que conozcas sus "formas" musicales... Él siempre consigue sacarte una sonrisita mientras murmuras Qué cabrón! al escuchar cómo ha versionado alguna de las canciones. Después de Luis, abrimos el siguiente regalito, Joe Crepúsculo. Fue un poco como los típicos calcetines que te echan los Reyes, están bien, pero no pegan como regalo de ese día. A continuación, Los Arrancacorazones, un gran acompañamiento mientras tomábamos algo, preparándonos para abrir el paquete gordo, que no era otro que Emilie Simon. Y, qué curioso, me pasó algo parecido a lo del día anterior con los Sunday Drivers. Durante un rato me gustó mucho, muy buen sonido, muchísimos juegos sónicos con su mil y un aparatitos de hacer ruido, hasta que a la octava canción (bueno, quizá fue la décima, o la séptima, ya me entendeis), se me escapó un bostezo.



Y, para finalizar el Maratón de apertura de regalos, comenzamos el lunes con Yani Como, que me sorprendieron positivamente, en comparación a lo que les había escuchado en disco. A continuación, abrimos un paquete que abultaba poco, que parecía muy sencillito (un par de guitarras acústicas, un cajón y una caja). Arizona Baby. Media taza de Rock´n roll, media taza de Country, y doce tazas y media de intensidad y buen gusto. Y no, no son de Massachusets, son de Valladolid. Con la boca abierta me dejaron. A continuación, una performance (12 Capas) que aproveché para fumarme un cigarro y tomar una cerveza, y comprobar la mayor afluencia de público de los 3 días, ansiosos esperando la última actuación de la noche. Pero antes nos quedaba otro regalito. Era otro de los regalitos teóricamente menores (o Cántabros, como prefirais), Band Dessinée, y reafirmaron la hipótesis anunciada el sábado por Lazy: no hace falta irse fuera de Cantabria para encontrar grandes grupos.

Dos maravillosos conciertos, cada uno dentro de su estilo, que a alguno debieran hacerle pensar si el lugar más adecuado para que tocaran era el Cuarto de Estar (rincón precioso, sí, con mucho encanto y muy agradable para ver un concierto, pero un escenario pequeño, al fin y al cabo, con sonido de escenario pequeño, e incomodidades de escenario pequeño), o si se merecían tocar en la Sala, con un escenario y un sonido proporcionales al nivel que a día de hoy tienen ambos grupos.

Por último, el regalazo de la noche era el texano Micah P. Hinson. Un auténtico animal emocional. Con la ayuda de Tachenko, su lujosa banda de acompañamiento, consiguió dejar en shock a toda una sala durante una hora y media larga. Parece increíble cuando le ves salir al escenario, con esa pinta de niño pringao que tiene, esas gafotas, y ese aire redneck (típico habitante del sur de Estados Unidos, la América Profunda), sea capaz de llevarte en brazos, a ratos llorando, a ratos gritando extasiado, podría definirse como una auténtica paliza emocional. Parte importante de ello son los Tachenko, acompañantes de aunténtico lujo que no desentonaron en absoluto con la grandeza del americano.
Mención aparte merecen los comentarios entre canción y canción de Micah. Cualquiera que le conociera sabía que es muy aficionado a contar historietas entre tema y tema, pero el lunes estuvo especialmente inspirado, con una serie de sarcásticos comentarios acerca de diversos temas (Obama, la pena de muerte, la tolerancia...), que dejaron al público dividido entre los que ya conocían la cara cínica de Micah, y los que salieron del concierto pensando que era un hijo bastardo de George W. Bush.



Así, en pocas palabras, una auténtica gozada de festival, gustos musicales personales a parte. Maravilloso ambiente (y escaso también, todo sea dicho), que me hace sentir como un auténtico privilegiado por haber podido vivirlo tanto y tan intensamente.

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