domingo, 2 de mayo de 2010

Desconciertos en el Café VI: Björn Kleinhenz

Teníamos la noche del domingo pasado una prueba de fuego.

Esa noche, en el Café de las Artes, iba a tener lugar la sexta noche de Desconciertos 2010. Pero, para llegar hasta allí, habría que hacer frente a la lluvia y la pereza típica de un domingo a las 9 de la noche. Así que, haciendo acopio de fuerzas, cogimos el paraguas y nos dirigimos al café.



La primera sorpresa de la noche fue, otra vez, la sala. Si en anteriores ocasiones había ido sufriendo mutaciones en su decoración, ya fuera con un árbol en mitad de la sala, con trapecios colgados del techo, o con jaulas colgadas de las ramas del árbol, en la noche del domingo descubrimos una nueva vuelta de tuerca: el escenario estaba situado justo en frente de la ubicación habitual , lo que hacía que, esta vez, el público estuviera sentado en donde, hasta ahora, tocaban los artistas. Un curioso cambio de papeles.



Mientras pensaba en esto, un chico se acerca al escenario entre tímidos aplausos. Hablando en inglés, nos explica que es Björn Kleinhenz, y que viene desde Suecia. 





La imagen que cualquiera de nosotros podríamos tener a priori sobre Suecia es un país frío, el sitio perfecto para cultivar como hobbie el clásico Sofá + Manta, bebidas calientes, no salir de casa en todo el día y todo eso. 

Pues bien, Björn Kleinhenz nos hizo una demostración de una hora de calidez, buen gusto y cercanía. Desmontó nuestra tesis inicial entregándose a un público bastante numeroso, mostrándose hablador, simpático y regalándonos un puñado de canciones sencillas, emocionantes y directas. 

Con la única ayuda de su guitarra acústica, Björn fue recorriendo las canciones de su último disco, intercalándolas con algunos temas más antiguos, así como con alguno de los temas de su última grabación, un EP en formato vinilo grabado durante la gira de este año con canciones compuestas sobre la marcha, un par de días especialmente creativos en los que compuso las 6 canciones que lo conforman.




Canciones desnudas, con la única base de una guitarra acústica doblada (una sola guitarra, pero tocada de forma que cada acorde tocado reproduce dos sonidos simultáneamente, uno proviniente de las cuerdas más graves, y otro de las más agudas), y el colchón de la preciosa voz del sueco.

Otra noche más, el ciclo Desconciertos nos regala un concierto especial. A veces cuesta recordar que esto sea Santander.


Texto: EnanoMiron

Fotos: Björn Kleinhenz

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